Para reducir las desigualdades, las políticas deben ser en principio universales, prestando atención a las necesidades de las poblaciones desfavorecidas y marginadas.
La desigualdad existe dentro y entre países, comunidades, generaciones, géneros, etc. En todo el mundo hay personas que reciben un trato diferente sólo por su raza, religión, opinión política, orientación sexual, ingresos, género, edad, etc.
Como era de esperar, la pandemia ha afectado más a las comunidades más vulnerables.